lunes, 5 de octubre de 2020

Ballenas legendarias en la cartografía

Ballenas legendarias en la cartografía

Bitácora Natura

https://bitacoranaturae.wordpress.com/2020/09/20/ballenas-legendarias-en-la-cartografia/

Muy interesante artículo relacionando la iconografía de los antiguos mapas de navegación y las ballenas representadas en los mismos. (Reproducción citando la fuente y las imagines)

Por Federico Serino, Explorer Club Capitulo arg.

Volvemos a la mitología y representación de las ballenas. Me gusta mucho la cartografía y esta desarrolló una mitología propia a lo largo de su larga historia. Cuando esta mitología se dirige a las ballenas el tema es bastante interesante, ya que nos da representaciones de gran belleza que nos reflejan el conocimiento y consideración que tenían estos seres en diferentes épocas.

Ya en tiempos clásicos tenemos representaciones de ballenas y delfines, siendo bastante realistas las de estos últimos. No tenemos muy claro si los mapas clásicos originales los representaron, pero sí los tenemos en sus copias medievales y se convertirían en una presencia recurrente tanto en los mapas como en los Bestiarios y Libros de las Maravillas.

Antes de ponernos en materia, habría que señalar que todos estos documentos propios de la Edad Media tenían dos objetivos principales: por un lado tenían un poderoso componente religioso y moralizante mientras que por el otro servían para que los europeos se evadieran de la vida monótona y deprimente de aquellos tiempos.

De esta forma, una larga lista de criaturas (algunas reales, otras ficticias) se convirtieron en símbolos del misterio y peligros de las tierras incógnitas, así como adquirieron una simbología muy diversa (moral, religiosa y hasta política) que en el caso de las ballenas se asocia al poder y talla mayestáticos. Ello las hace en un primer momento intimidantes, acercándolas al mal y al demonio a incluso procediendo del infierno, pero también como un símbolo de la complejidad y alcance de la obra divina, siendo criaturas neutras que pueden vivir en paz.

Pero los monstruos marinos en los mapas medievales y renacentistas tenían un valor intrínseco, artístico y asociado a la evasión de la monotonía de la vida, además de que servían para ocupar en los mapas sitios vacíos por falta de exploración o porque, simplemente, solo había agua. Y eso hacía que un mapa con uno, o muchos, monstruos marinos incrementara su precio hasta siete veces. Como dijo Chet Van Duzer, los monstruos marinos eran los mejores amigos de los cartógrafos.

Podemos comenzar por el mapa “Gough” de Britania datado en 1400 cuyas circunstancias de origen no están demasiado claras, y en el cual aparecen tres singulares criaturas marinas: una de ellas es especialmente grande y se la considera una ballena y las otras dos son un pez espada que se diferencia de los que aparecen en mapas anteriores por su realismo y otro ser cuya identidad no está muy clara pero que se ha especulado que podría ser un delfín o una orca.

 


Estas criaturas están luchando y se ha especulado que la ballena representa a Inglaterra enfrentándose a Escocia e Irlanda, los ingleses se representan en la criatura más poderosa.

En el mapa de Mecia de Viladestes de 1413 tenemos otra reparación de una ballena, realista para la época, que está siendo capturada por unos marineros. En la leyenda que acompaña a la imagen, el cartógrafo catalán menciona que en el mar “bocceano” hay peces (ballenas) tan grandes que los navegantes las confundían con pequeñas islas y encendía fuego sus lomos.

 


En este contexto de la Baja Edad Media, hay dos mapas que proponen dos teorías muy interesantes.

El primero está datado en 1436 y fue otra del galerista y cartógrafo veneciano Andrea Bianco mientras que el otro es un mapamundi perteneciente al Archivo de Salamanca cuya autoría y fecha exacta no están establecidas.

Ambos mapas y su material anexo sugieren que los monstruos marinos como las ballenas proceden de un lugar en el extremo sur de África donde Andrea Bianco afirma que emergen por un acceso al inferno. Por el contrario el autor del mapamundi de Salamanca afirma que en esa zona existe un lugar desconocido donde ballenas del tamaño de montañas viven en paz, lejos de la contaminación de los puertos pesqueros.

Un amigo de Andrea Bianco sería Fra Mauro, el cual sería hostil a la idea de los monstruos marinos.

Durante la Baja Edad Media y el Renacimiento la representación de las ballenas en los mapamundi y cartas marinas bebería de la tradición de los Bestiarios, representándolas como peces enormes con escamas y ubicándolos en lugares alejados.

En este sentido, tenemos la presencia de ballenas en varias geografías como ediciones de Ptolomeo, cartas marinas o los primeros globos del mundo, como el de Martin Behaim de 1942 que sitúa una gran ballena al sur de África.

En 1513 el explorador Piri Reis incluiría en su carta marina una ballena muy similar a la Behaim en la que dos marineros hacen una hoguera al confundirla con una isla, lo cual nuevamente nos retrotrae al mito de la isla viviente que en el mundo islámico era encarnado por el Zaratán.

 




De todos modos, el mapa de Reis es una excepción pues la cartografía islámica no solía incluir monstruos ni criaturas extrañas debido al rechazo islámico a la representación de iconos.

Pero el Renacimiento traería un muy serio cambio en la representación de las ballenas en los mapas, con la invención de la imprenta surgiría una empresa editorial que impulsaría el nacimiento de los atlas y esa industria editorial se beneficiaría del valor añadido de la presencia de criaturas espectaculares.

Y en 1539 llegaría la Carta Marina o Carta Gótica de Olaus Magnus, que es considerada como el mayor paradigma de monstruos marinos en un mapa. Y es que una teoría afirma que Olaus Magnus pretendía desazonar a los pescadores del resto de Europa de faenar en aguas escandinavas y del Mar del Norte, cosa que pudo haber conseguido porque cualquiera se acerca a aguas en las que aparecían semejantes monstruos.

En la carta tenemos ballenas aterradoras aunque de gran belleza, para las cuales parece que consultó bastante bibliografía, aunque puso mucho de su propia cosecha.

 


 

 

En la carta hay numerosas ballenas caracterizadas por su enorme talla (100 o más pies), su aspecto fiero, sus aletas en forma de manos, dos grandes “tubos” en la cabeza por los que expulsar el vapor y una piel cubierta por escamas en forma de graba.

Podemos encontrar una ballena varada en las Islas Feroe, cuyos habitantes se disponen a explotar su cuerpo.

Luego tenemos una ballena isla en la que un barco ha echado ancla y dos marineros están haciendo una hoguera, lo cual los expone a un peligro al más puro estilo isla viviente.

Una ballena aparece junto a una orca u orcha, que es descrita como su enemigo mortal, más rápida y veloz en el ataque. Se describe como un “casco dado la vuelta” y con cuya aleta rasga las entrañas y útero de la ballena.

Por último tenemos al Príster, al que describe como “de la familia de las ballenas”, de doscientos codos de longitud (100 metros), muy cruel y sumamente peligroso porque es capaz de provocar oleajes y lluvias que pueden llevarse los barcos por delante. Sin embargo, Olaus recomienda espantarlo con una trompeta de guerra, ya que no soporta su sonido.

También tenemos ballenas atacando y hundiendo barcos y un zifio del que ya hemos hablado en una entrada anterior.

La Carta Marina tendría una profunda influencia sobre la cartografía posterior.

Es interesante dirigirnos a continuación a los dos grandes cartógrafos del siglo XVI. Por un lado tenemos a Gerardus Mercator en cuyo globo del mundo de 1541 podemos encontrar un zifius basado en el de la Carta Marina y en el Europa descriptio, emendata de 1572 incluye un extraño ser basado en la ballena con rostro de ave.

 


Paradójicamente, en su famoso mapamundi, Mercator incluye la representación de un delfín muy realista y otra representación de una ballena con un aspecto muy similar a un delfín, basadas ambas en las descripciones de Pierre Belon en De aquatilibus libri duo.

 

 


La actitud del gran rival y amigo de Mercator, Abraham Ortelius, es muy ilustrativa, pues en el Theatrum orbis terrarum de 1570 que abre su obra los mares del Pacífico Sur están ocupados por una gran ballena que arremete contra un barco al más puro estilo Moby Dick (aunque 281 años antes de que esta cobrara vida) mientras dos sirenas se arreglan coquetamente frente a espejos.

Esto fue diseñado por Ortelius para incrementar el valor de su atlas pero también para suplir la falta de datos que tenía sobre esa parte del mundo, que era muy poco conocida por los europeos. La ballena monstruosa y las sirenas se convirtieron en un instrumento contra el horror vacui.

 

 

 

Muy diferente e interesante fue su famosa Islandia, la cual aparece rodeada de todo tipo de criaturas extrañas y monstruosas claramente influidas por la Carta Marina, como un zifius y varias ballenas, o el “Espejo del Rey” Andreas Velleius.

Entre estos últimos merece mención especial el Roider o rorcual, que es descrito como uno de los mejores peces para comer ya que es el más delicioso y el que mejor huele. También afirma que es pacífico, no ataca a los barcos sino que nada tranquilamente junto a estos. Este comportamiento pacífico lo hace presa de los balleneros.

 

 

 

El roider no solo es buen alimento, de su esperma también se pueden obtener remedios para la lepra o los dolores de cabeza.

Carece de dientes y su tamaño es descrito como 130 codos (cerca de 75 metros).

Fuera de su tamaño exagerado y su consideración de ser un pez, el roider de Velleius y Ortelius se parece bastante a los rorcuales reales.

 

 

Y otro de estos “peces” que merece mención es llamado nada menos que Kraken. Ortelius lo representa muy parecido a las ballenas de Olaus Magnus y Velleius lo identifica como una ballena a la que describe como monstruosamente grande, dice que podría haber solo dos ejemplares en el mar y que necesita cantidades masivas de alimento que consigue al abrir la boca y esperar que esta se llene de peces más pequeños.

Todo esto es muy sugestivo, ya que se trata de una ballena que se alimenta y es escasa como Hafgufa y es referida como Kraken. Parece una forma de sincretismo entre antiguas criaturas míticas nórdicas y las ballenas de Olaus Magnus.

Hay otro mapa data en esa época, el mapa de la Librería Rylands de Londres, anónimo pero datado en 1546, en el cual vemos otra representación muy singular de las ballenas: una ballena de aspecto serpentino pero extrañamente peluda y que presenta dos extrañas extensiones de su boca descritas como “barbas de ballena” que probablemente se basan en las barbas que tienen en la realidad pero que parecen formar una especie de mostacho.

 

 

Esta singular ballena tiene varios arpones en el cuerpo y es cazada por varios botes balleneros que se considera que son vascos.

Rica en criaturas es también la Cosmographia universalis de Giacomo Gastaldi, la cual incluye una orca muy claramente basada en la de la Carta Marina pero con un díselo mucho más elaborado.

Posterior en el tiempo (1621) es el mapa de Honorius Philoponus, en el que encontramos la ballena isla de San Brandán.

Pero en 1592 se publicó el Nova Francia, alio nomine dicta Terranova, esfuerzo del editor Cornelius Claesz, en la cual podemos encontrar una ballena en la tradición de Olaus Magnus y un roider idéntico al de Ortelius, pero en la parte inferior tenemos una ilustración de dos ballenas capturadas por balleneros desnudos que nuevamente son descritos como vascos. Estas ballenas fueron un hito porque ya no eran los monstruos con los que compartían carta, sino que tenían un aspecto realista, con reminiscencias pisiformes pero muy parecidas a la imagen popular de las ballenas en tiempos modernos que probablemente se basa en el cachalote.

 


 

En adelante la imagen de las ballenas se fue haciendo más realista en prácticamente todos los medios, incluyendo la cartografía. Durante mucho tiempo las ballenas siguieron poblando y embelleciendo las cartas marinas, pero pasaron de ser monstruos de otro mundo para convertirse en animales reales.

Bibliografía:

  • Brooke-Hitching, Edward. El Atlas Fantasma. Naturart, S.A.
  • Mapas en la BNE. Cartografías de lo desconocido. 2017.
  • Van Duzer, Chet. Sea Monsters on Medieval and Renaissance Maps. The British Library. 2014.
  • Soláns, Bárbara y Polo Martín, Bárbara. Grandes Mapas de la Historia. Criaturas Fantásticas. Ediciones El País. 2019.









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