Federico Serino:
Instr. Buceo ACUC Nº 2134MA.
Dive Con SSI Nº DC#807LA
Certif. Nautical Archaelogy Society.
Asociación Amigos del Museo Arg. de Ciencias Naturales
Concarneau, Francia - En sus días de gloria, el
Calypso fue más que un buque de investigación oceanográfica. Era
el compañero constante del famoso explorador francés Jacques Ives Cousteau. Juntos,
el barco y su capitán, registran más de un millón de millas náuticas
recorridas, desde el Mar Rojo y el Amazonas, hasta la Antártida y el Océano
Índico.
Ahora, todo lo que se puede ver de él, es un marco esquelético que se extiende fuera de una marina en esta pequeña ciudad portuaria en la costa de Bretaña, en el oeste de Francia.
Es difícil reconocerlo como el mismo barco que
protagonizó películas premiadas y aventuras televisadas a partir de mediados de
la década de 1950 y que se desarrollaron hasta la década de 1980. Durante
esos años, el Calypso y el Capitán Cousteau se convirtieron en iconos de un
movimiento ecologista vibrante, para dar a conocer las maravillas y la
fragilidad de los océanos del mundo. Sus
viajes trajeron fama al dúo y les hizo sinónimo del romanticismo de la exploración
marina, cuando venían tiburones, esponjas de mar y restos de naufragios en todo
el mundo.
Historia y Construcción:
Fue construido por los astilleros
Ballard Marine Railway Company de Seattle, Washington.
Pertenecía a la primera serie de
la clase BYMS, y fue puesto en grada el 12 de agosto de 1941 con la designación
BYMS-26, botado el 21 de marzo de 1942, fue asignado a la Royal Navy en febrero
de 1943 con el numeral HMS J-826 y destinado al servicio activo en el
mar Mediterráneo, fue re-numerado como BYMS-2026 en 1944, puesto en reserva en
Malta y finalmente, dado de baja en el registro naval en 1947.
Hoy, el Calypso se pudre en una
bodega a donde lo llevaron para repararlo en el 2007. Despojado del metal y la
madera que lo revistió alguna vez, las hierbas se enroscan en las vigas de
madera del armazón y el barco es ahora un símbolo de cómo Cousteau se
desvaneció de la memoria colectiva, y de cómo, a pesar de la tradición naviera
francesa, ni el gobierno ni sus herederos han encontrado una solución para
restaurarlo.
Cousteau, el principal
oceanógrafo del país y defensor del ambiente, fue tanto un empresario como un
científico, y, astutamente, reconoció que para poder obtener financiamiento, la
investigación científica tenía que ser atractiva para una audiencia popular. Al
pulir la filmación submarina, hizo justo eso, y creó una riqueza en la
documentación de la vida bajo las olas de los océanos.
Sin embargo, Cousteau dejó pocas
directrices claras en cuanto a lo que debería hacerse con el navío que lo
acompañó en sus exploraciones durante más de 40 años, cuando murió a los 87
años en su casa de París, en 1997.
Todavía en uso en 1996, el
Calypso estaba en el puerto de Singapur cuando una barcaza chocó
accidentalmente contra él, hundiéndolo hasta el lecho marino. Sacarlo a la
superficie llevó días y mucho más tiempo regresarlo a Francia.
Aún cuando la Sociedad Cousteau
--una organización ambientalista sin fines de lucro fundada por el explorador--
emprendió la restauración a su muerte, hubo demandas y disputas que provocaron
que el armazón de madera se pudra y se oxide su famosa nariz falsa con una
cámara submarina.
El Calypso, hoy
"Es deprimente ver que nadie
llega a ser su patrocinador", comentó Pascale Baldier-Chassaigne, el
director general de la Asociación para el Patrimonio Marítimo y Fluvial, al
describir al barco como "mítico" y "emblemático" para
Francia. El año pasado, la Asociación designó al Calypso parte del patrimonio
cultural marítimo del país, pero el Estado todavía lo tiene que considerar
monumento nacional para que haya posibilidad de que compita por financiamiento
para su preservación.
"Apenas si sorprende el
abandono en el que está", dijo Gérard D'Aboville, el capitán de
PlanetSolar, un navío de investigación, impulsado por energía solar. "A
pesar de las amplias costas y muchas islas de Francia, el gobierno nunca mostró
gran entusiasmo en la preservación de sus barcos".
El registro de monumentos
históricos que maneja el ministerio de la cultura incluye 43.000 edificios y
1.400 órganos (muchos en iglesias), entre otras cosas, pero sólo 133
barcos."Somos un país donde el patrimonio marítimo tiene grandes
dificultades para existir", comentó por teléfono D'Aboville, desde su
barco. "Se redujeron las posibilidades de que el gobierno dé financiamiento
para el Calypso a medida que su fama se fue desvaneciendo en la memoria. Si le
preguntas a la generación más joven en Francia, no saben nada sobre él",
añadió D'Aboville.
El destino sin resolver del
Calypso plantea interrogantes sobre lo que debería pasar con un barco cuando
llega al final de su vida útil, en especial uno que fue pionero en su
época. No obstante, la práctica frecuente de cortar en partes a una
embarcación para reciclarlas, les parece a muchos un doloroso insulto hacia un
barco con semejante historia augusta.
Nadie hablaba de tal opción
extrema cuando llegó el barco a Concarneau para su total restauración en 2007.
Multitudes abarrotaron los atracaderos para ver como lo remolcaban hasta el
puerto. La Sociedad Cousteau distribuyó gorras rojas en memoria de las que usó
el finado Cousteau y la gente aplaudió.
"Cuando nos enteramos de que
el taller había logrado conseguir la orden para la renovación del Calypso, nos
dio mucho orgullo y alegría", recordó Bruno Quillivic, el vicealcalde para
puertos en Concarneau, refiriéndose al taller de Servicios Navales de Piriou,
uno de los mayores empleadores en esta localidad y uno de los armadores de
barcos más grandes de Francia. "Todos recordábamos las noches de
domingo cuando veíamos los documentales", agregó
Sin embargo, cuando empezó el
2009, la Sociedad Cousteau decidió que las renovaciones no eran las adecuadas y
dejó de pagar. Piriou dejó de trabajar en el barco y siguió una serie de
acciones judiciales. Un juez falló a favor de Piriou, diciendo que la Sociedad
Cousteau necesitaba pagarle al constructor de barcos 273.000 euros (300.000
dólares) y sacar el barco de la bodega en Concarneau. Piriou dijo que si la
Sociedad Cousteau no se lo llevaba para mediados de marzo, tomaría medidas para
subastar al Calypso. Esa fecha llegó y pasó, y no se realizó ninguna venta. No
está claro si la compañía tiene el derecho de venderlo y, aun si lo hiciera, si
habría un comprador.
En los muelles de Concarneau, en
los astilleros y entre los pescadores, hay poca controversia en cuanto a la
forma de honrar al Calypso: se lo debería mandar al fondo del mar.
Jacques Scavennec, un marinero de
70 años, quien revisaba las reparaciones que le habían hecho a su barco en un
taller local antes de dirigirse a revisar sus trampas para langostas, habló con
firmeza: "Se debe hundir a 3.000 metros de profundidad y no volver a
hablar de él", dijo.
"Sí, es posible renovarlo,
pero nadie tiene el financiamiento". Pierre Nerzic, de 36 años, quien
maneja Concar'nautic, una compañía ubicada cerca de los astilleros, que vende,
renta y repara pequeños navíos, y quien, como muchos marineros en esta ciudad,
habla de Jacques Cousteau como si lo hubiese conocido en persona, estaba
igualmente seguro de su opinión. "El deseo de Cousteau era que lo
hundieran en las profundidades para que se pudiera convertir en hogar para los
peces", indicó. "Luego, el siguiente Cousteau lo encontrará".
La Gloria:
Calypso yAlcyone navegando el Atlántico |
El Capitan en el puente de mando camino a la Antártida |
Mision al Amazonas |
Planos |
Naufragio:
Albert Falco revisando los daños en el puerto de Singapur 1996 |
Abandono
Reparaciones nuevamente suspendidas
Bibliografía y fuentes
New York Times:
http://www.nytimes.com/2015/06/28/world/europe/once-a-beloved-french-symbol-a-ship-now-rusts-into-oblivion.html?_r=0
Escales Marítimes. La Mer Dans Tous ses etas
https://escales.wordpress.com/category/calypso-cousteau/page/3/
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