EXPEDICIÓN AL CERRO ACONCAGUA
Por Federico J. Serino. Piloto Austral Líneas Aéreas. Miembro del Explorer Club
Nota: Las disciplinas de montañismo, escalada y la espeleología son actividades
de riesgo. Las montañas y las cuevas constituyen un ambiente cambiante y
de riesgo. Se recomienda iniciar cursos con personal competente y la
utilización de equipamiento homologado y actualizado.
Del 4 al 22 de diciembre de 2009
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Mapa topográfico con recorrido |
Ref: Mapa topográfico Escala 1:100.000. Fotosíntesis Diseños
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Preparativos |
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Ropa |
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Botas dobles: fundamentales para no perder los dedos por congelamiento |
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Federico Serino, Marcos Medina. Laguna Horcones
Campamento Confluencia. 3300 metros |
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Federico Serino, Jorge Cámpora. Al fondo la imponente Cara Sur |
La interminable y monótona "Playa Ancha".... llegando a Piedra Ibañez, 3790 metros
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Refugio destruído "Colombia" antes de la "Cuesta Brava" |
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Campamento Plaza de Mulas. 4100 metros
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Plaza de Mulas en ruta hacia Plaza Canadá, vista desde "Piedras Conway" 4750 metros |
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Hotel Plaza de Mulas, 4300 metros |
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Leo, el gran Chuki (QEPD), Federico, Marcos |
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Al fondo, Cara Oeste |
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Otro despertar a -15ª |
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Agua congelada dento de la carpa... hay que ponerlas dentro de la bolsa |
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Federico Serino, Jorge Cámpora. Plaza Canadá 5100 metros |
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Jorge Cámpora, Federico Serino, Campo "Plaza Canadá", 5100 metros... hacia Nido de Cóndores 5700... |
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Esquema de la ruta normal, cara Noroeste (WEB ) |
Relato de la expedición:
¿Como contar una experiencia que fue profunda e intensa, pero a la vez dura e inquietante…?
¿Qué palabras usar para que poder transmitir fehacientemente los numerosos sentimientos que desencadenan una serie de acontecimientos que pueden ser considerados como “peligrosos”…?
¿Es tal vez la íntima relación del ser humano con la naturaleza o simplemente la arrogancia de demostrarse a uno mismo de lo que se es capaz de arriesgar para conseguir una meta…?
Muchas preguntas como éstas fueron las que pasaron por mi cabeza hace diez años cuando participé en una presentación sobre las características del ascenso al cerro Aconcagua que, con sus 6962 metros, es la montaña más alta de América y marcó profundamente en mí, el deseo de escalarla y conocer sus íntimos secretos.
¿Sería lo suficientemente fuerte y perseverante para afrontar ese desafío? ¿Mi mente y mi espíritu estarían acorde a tamaña empresa?... hoy después de dos intentos infructuosos todavía no lo puedo contestar…
Con un montón de dudas y zonas oscuras decidí, a pesar de todo, iniciar el proyecto y me puse al frente en los aspectos referentes a la logística general de esta expedición, preparativos que llevaron dos años de intensas gestiones: búsqueda de equipo en general, comida adecuada, artículos de campamento, permisos de ingreso, formas de traslado y sobre todo y lo mas importante, compañeros que quisieran acompañarme para iniciar esta odisea, sin los cuales sería imposible, acometer con éxito y sin poco riesgo una tarea de tal envergadura. Este aspecto puede parecer muy simple, pero siempre cuando uno inicia este tipo de aventura, al principio tiene mucha gente que quiere sumársele, pero al final, al real momento de tomar la decisión, solamente queda un número ínfimo de participantes.
Por fin pude poner fecha a la partida, pactada para el 4 de diciembre de 2009, tratando de hacerla coincidir con mis vacaciones anuales y con la temporada de ingreso al Parque Provincial Aconcagua, donde se encuentra el imponente coloso, también llamado “Centinela de Piedra”.
Si bien esta fecha no es la mejor opción en cuanto a previsiones de clima, era la única disponible y así hubo que proceder… más adelante esta decisión sería una de las tantas a lamentar…
La temporada de acceso al Aconcagua se divide en alta, media y baja, entre el 15 de noviembre al 15 de marzo. La mayormente solicitada por las expediciones, y también la más onerosa en cuanto a tarifas, es la el mes de enero, temporada estival en el hemisferio austral.
En el año 2008, organicé una primera expedición exploratoria, para conocer el lugar y determinar posteriores acciones a seguir. Me acompañó Marcos Medina, un entrañable amigo que está trabajando en Emiratos árabes como piloto y que fue de gran ayuda en esta primera etapa de exploración, conocimiento y descubrimiento.
Como segunda parte de todo comienzo y descubrimiento, vino la expedición 2009. El objetivo planteado era el ascenso propiamente dicho y ataque a la cumbre, donde mi compañero fue Jorge Cámpora, Ingeniero Químico y gran montañero.
Para darse una idea, la cantidad y calidad de los elementos utilizados en este tipo de aventura, es de vital importancia. Es indispensable contar con ropa de protección contra el frío, camperas técnicas de telas especiales como el Goretex; camperas de pluma de ganso de Duvet; botas plásticas dobles y guantes mitones de pluma para evitar los tan temidos congelamientos, que de no ser tratados terminan en amputaciones debido al proceso de gangrena que se forma en las extremidades; carpas de alta montaña con las características adecuadas para soportar severas condiciones de nevadas, granizos y vientos huracanados; sacos de dormir también de pluma de ganso, para soportar temperaturas extremas de -40º C; packs de comida liofilizada, que son en esencia, alimentos deshidratados; bombonas de gas propano butano y combustible líquido o bencina para los calentadores; y un sinnúmero de elementos, que en nuestro caso especifico sumaban la friolera suma de mas de 70 kg. Todo esto debe ser repartido en los bolsos de expedición llamados “petates” o “muleros”, que llevan las mulas de los arrieros contratados en el lugar, y en las mochilas personales de cada miembro del equipo.
Una vez finalizados los preparativos, partimos de Buenos Aires en un avión de la compañía, AUSTRAL, en la cual cumplo funciones de piloto de transporte de Línea Aérea, donde después de un tranquilo vuelo, arribamos a la ciudad de Mendoza, enclavada dentro de un marco imponente, con la precordillera dominando todo el paisaje hacia el Oeste a 750 metros sobre el nivel medio del mar (msnmm).
Allí hicimos los trámites correspondientes frente a la Secretaría de Turismo (obtención del permiso de ascenso, pago del mismo, etc.) e hicimos las compras de último momento, como por ejemplo, el combustible para los calentadores, material que no puede trasladarse por medio aéreo ya que es tipificado como “mercancía peligrosa”.
Desde allí, tomamos un micro regular que nos llevó a la localidad de Penitentes, situada aproximadamente a 170 km de Mendoza, a 2800 metros de elevación.
Aqui nos recibió la gente de la prestadora del servicio, que nos tenía reservado el traslado con los arrieros del lugar, que con sus mulas llevan la carga más pesada hasta el campamento de Plaza de Mulas. A lo largo del relato hago hincapié en las diferentes elevaciones por las cuales transitamos para dar idea de la dimensión que tuvo esta expedición.
Luego de separar los petates y coordinar el equipo que íbamos a necesitar en las dos jornadas que nos aguardaban, partimos hacia el puesto de “Laguna Horcones”, lugar donde los guardaparques chequearon nuestros permisos de ingreso al parque y evaluaron la situación personal de cada expedicionario. Este procedimiento de seguridad es muy importante, ya que no sería la primera vez que aparecen “mochileros” muy bien intencionados pero con equipos más que insuficientes para afrontar las diferentes situaciones que se hallan cerca de los campos de altura.
Recuerdo una anécdota de uno de los guardaparques, el hoy lamentablemente fallecido “Chuki”, gran profesional siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesite, que comentaba que una noche escucharon voces muy cansinas aproximándose a Plaza de Mulas, cuando fueron a ver de que se trataba vieron con horror a un par de muchachos, en muy mal estado general, con mochilas de jean y ojotas equipados para un camping en Villa Gessell!!!!
En este primer tramo caminamos unas 3 horas hasta el campamento de Confluencia, siguiendo el río Horcones por la quebrada del mismo nombre, situado a 3300 metros donde hicimos nuestra primera escala para descansar, comer e hidratarnos, esta última condición es muy importante, ya que con la ingesta de grandes cantidades de líquido (entre cuatro y siete litros diarios) se evitan los temidos edemas pulmonares y cerebrales, que se producen por efecto de las bajas presiones que inciden sobre el organismo a medida que uno asciende.
Arribamos a este primer campamento, armamos la tienda antes que nos invada la oscuridad del ocaso, y nos dedicamos a descansar. Esa noche el frío se hizo sentir, pero no sería nada en comparación con las temperaturas que nos aguardarían más arriba…
Al día siguiente partimos en un “trekking” de aclimatación hacia el Oeste, con destino al campamento de “Plaza Francia” siguiendo el curso del río que se forma por el desagüe del glaciar “Horcones inferior”, en un ascenso sostenido hasta los 4100 metros, donde se aprecia una vista imponente de la cara sur del Aconcagua, pared vertical que con sus casi 3000 metros se convierte en una de las más altas y peligrosas del planeta. Parafraseando a Emilio Comicci, un gran alpinista italiano del siglo pasado, “difícilmente pueda expresar la alegría y embriaguez que me produjo hallarme completamente solo ante aquella pared espantosa…”
La aclimatación es un paso obligado al cual todos los montañeros deben someterse si o si, si no quieren sufrir los efectos de la altura mencionados anteriormente… “Soroche”, “puna”, son alguno de los nombres locales con los que se menciona este fenómeno, producto sencillamente de que el ser humano no está preparado para vivir a tales altitudes. Dicho mecanismo de aclimatación consiste en subir a una cota más elevada, donde el cuerpo, ante la falta de oxígeno en el aire, produce más glóbulos rojos que los normales a nivel del mar, y luego bajar a dormir al nivel inmediatamente inferior donde se normaliza el proceso.
En los modernos sistemas presurizados de nuestros aviones no notamos estos cambios, a pesar de ascender a altitudes mayores, ya que los compresores de las turbinas insuflan aire dentro de la cabina y nos permiten volar a 10.000 metros, simulando estar a una altura equivalente de 700 metros aproximadamente… nada comparado con los 6962 metros de la mole que osábamos desafiar…
De regreso a Confluencia, muy cansados y contentos luego de más de siete horas de caminata, preparamos y calentamos la comida, nos hidratamos y nos fuimos a descansar, preparándonos mentalmente para la durísima jornada que nos esperaba al otro día: un ascenso continuo de casi diez horas hasta el campamento de Plaza de Mulas, situado a 4300 metros.
Como todas las noches, encerrados como momias dentro de nuestros sacos de dormir tipo sarcófago, rememoraba los acontecimientos sucedidos durante el día… es notable como el humano se adapta a todo tipo de situaciones, aún a las más incómodas o pesadas.
A las seis de la mañana sonó el despertador de mi reloj equipado con altímetro y barómetro (de gran ayuda para conocer los datos y tendencias meteorológicas, aspecto de suma importancia que como piloto de avión no puedo ni estoy acostumbrado desconocer) y con un frío que “calaba los huesos” comenzamos los preparativos para partir. Es importante destacar que la sensación térmica por la mañana era muy baja, ya que el campamento se encuentra en un valle, rodeado por cerros de diferente envergadura que ocultan el sol casi por completo hasta pasadas las nueve a.m.
Partimos con paso lento pero sostenido, cada uno ensimismado en sus pensamientos y elucubraciones…todo en silencio y rodeados por una inmensidad absoluta. Luego de pasar una zona de mallines (pantanos) vimos en toda su apoteosis la tristemente célebre llanura conocida como “playa ancha”… una planicie increíblemente extensa, donde lo único que uno hace es simplemente: caminar….caminar… y nuevamente caminar… también recuerdo historias de montaña escuchadas a lo largo de innumerables relatos fogoneros, como la del “fantasma del japonés”… un alma sin paz que vaga sin descanso y corre a los caminantes que atraviesan esta solitaria extensión…
Nos fuimos cruzando con algunos grupos de montañistas hasta que arribamos a la llamada “cuesta brava” una pendiente importante y zigzagueante que nos daba una cabal idea de lo que se nos presentaría más adelante.
Increíblemente cansados pero orgullosos por haber cumplido esta primera etapa con éxito, arribamos a Plaza de Mulas (4300 metros), una especie de Babel en medio de la montaña: decenas de carpas con ciudadanos de diferentes nacionalidades, idiomas e ideales.
Después de la acreditación con el jefe de guardaparques y chequeo médico obligatorio (oxigenación en sangre, pulsaciones, presión sanguínea y auscultación de pulmones) nos dirigimos a nuestro lugar asignado donde prontamente nos pusimos a montar la tienda, ya que como mencioné anteriormente, al ocultarse el sol, el frío comienza a ser muy intenso. Preparamos unos caldos calientes y cansadísimos nos metimos en los sacos de pluma.
El día siguiente fue una etapa de descanso y aclimatación, donde aprovechamos para reunir el equipo que habían llevado los arrieros con las mulas e intercambiamos experiencias y vivencias con otros miembros de diferentes expediciones.
El comentario general entre los expedicionarios era sobre el mal tiempo imperante… justo en el momento que decidimos realizar el ascenso!!! Es notorio como los procesos meteorológicos desafortunadamente afectan todas las actividades a realizarse al aire libre, lo que incluye por supuesto a la operación aeronáutica tan afectada en este momento por la ocurrencia del fenómeno del Niño, ocasionado por el cambio del flujo de la corriente de Humboldt del Pacífico oriental.
Vimos mucha gente con problemas de hipotermia y mal agudo de montaña (MAM) que esperaban para ser evacuados por el helicóptero que presta servicios en el parque, aunque en la mayoría de los casos debe hacerse por medio de las mulas debido al mal tiempo y en última instancia, acompañados del personal de guardaparques, si es que el montañero puede trasladarse por sus propios medios.
Todo este cuadro comenzó a incidir en forma bastante negativa dentro de mi mente, ya que no pude desconectar mi instinto “conservador” que tengo como piloto de aeronaves, donde siempre cuento con una alternativa de escape cierta y segura…Hoy a pocos días de culminada la aventura, analizando las situaciones vividas sentado cómodamente frente al fuego, considero que a pesar de haberme preparado concienzudamente, haber entrenado y ascendido un número considerable de montañas y haber investigado todos los detalles referidos a este cerro, quizá no haya sido lo suficiente como para acometer una empresa de tamaña envergadura con razonables posibilidades de éxito.
Posteriormente iniciamos nuestro recorrido hacia los campamentos de altura en una mañana fría pero soleada, aunque el pronóstico nos alertaba que por la tarde tendríamos nubes y neviscas. El paso era lento pero constante, caminando solo mirando al frente, concentrado en lo que uno hace y en sus sentimientos más profundos: ¡Que inmensa belleza se desarrollaba a mí alrededor! ¡Cuantas cosas que uno hace casi en forma automática, como abrir un grifo para tomar agua o disponer de la privacidad de un baño calefaccionado, se extrañan de sobremanera si de forma repentina comienzan a faltar! Que inconsistentes somos los humanos… si nos falta lo añoramos, si nos sobra lo derrochamos… ojala que cada uno pueda hacer su propia introspección y darse cuenta en que podría colaborar poniendo su granito de arena para lograr de una vez por todas tener un mundo mas limpio y sustentable.
Seguimos ascendiendo en ruta hacia Plaza Canadá y dejamos atrás un promontorio rocoso llamado “Piedras Conway” (4750 metros) llamado así en honor del científico inglés William Conway que recorrió la zona a fines del siglo XIX, donde aprovechamos el tiempo para realizar un descanso y tomar algunas fotografías.
En este trayecto estábamos “porteando” material para abastecer los campamentos de altura, práctica que consiste en llevar de a poco la carga necesaria a utilizar en las distintas etapas del ascenso y que, como mencionamos anteriormente, también contribuye a la aclimatación, ya que se sube a una cota determinada y luego se baja a dormir al nivel inferior.
Esa mañana antes de la partida, habíamos recibido una noticia que para mi resultó devastadora y determinante y que incidiría en las futuras decisiones que tomaría en el transcurso de los acontecimientos…un montañista tailandés radicado norteamericano de nombre Michael Nimitsil de 39 años (fuente: alpinismoline.com), había fallecido en la cumbre y esperaban a que mejorara el tiempo para que la esforzada patrulla de rescate pudiera ascender para rescatar el cuerpo y bajarlo a una cota aproximada de 5500 metros, desde donde pudiera operar el helicóptero de socorro. Un sinnúmero de cosas comenzaron a pasar por mi mente… mis hijos, mi esposa, mi trabajo…¿valdría la pena arriesgarlos por obtener una cumbre…? Cuando dudé un instante en estas reflexiones (ya sea tanto por continuar como por abortar) decidí dar por finalizada la expedición. (Al día de la elaboración del presente artículo – 17 de dic. del 2009- todavía no han podido bajar el cuerpo debido a las malas condiciones meteorológicas. N del A)
Por fin, cuando arribamos al campamento de altura denominado “Plaza Canadá” a 5070 metros, luego de descansar, analicé los acontecimientos sucedidos y teniendo en cuenta que el clima seguía desmejorando, le planteé a mi compañero la alternativa de abandonar el ascenso… Por suerte mi colega, aunque con gran dolor, aceptó esta posibilidad y renunciamos a continuar con la expedición. Es de notar que la buena predisposición y entendimiento entre los integrantes pudo lograr que el desenlace haya tenido un buen final, ya que no siempre se llega a un acuerdo, lo que determina un inicio de conflictos y pleitos no deseados para las situación y circunstancias que uno esta viviendo en ese momento.
Continuamos ascendiendo un poco hacia el próximo campamento de altura “Nido de Cóndores” a 5400 metros, sólo para “probar” un poco la sensación de estar a cotas superiores y luego iniciamos nuestro descenso.
Una vez que nos hallamos en la carpa recordando los hechos sucedidos en aquel ajetreado día, nos acostamos a dormir pensando en lo vivido y experimentado en la jornada. A la mañana siguiente, compartiendo el desayuno con dos montañeros mendocinos que realizaban la experiencia del ascenso para relatarla en un diario local, les comentamos la decisión de regresar a Penitentes, punto de partida de la expedición… “Es una buena decisión” afirmaron, dando por sentado las sabias palabras de antiguos montañistas que decían que la montaña siempre estaría ahí y que sólo habría que intentarlo en otra oportunidad, mejor predispuestos y preparados. Entonces comenzamos a preparar nuestro regreso ya que nos esperaba la ardua caminata con casi siete horas por delante hasta arribar finalmente al puesto de Laguna Horcones.
Otra vez a desandar la ruta…salida de Plaza de Mulas; cruzar penitentes; subir alguna que otra cuesta; ver expediciones y arrieros que recién comienzan su periplo… contrarresta la alegría que reflejan sus rostros, con cansancio y agotamiento pero felices al fin, con la que siento en mis íntimos pensamientos… oscuros, poco optimistas, deprimentes... son muchas horas para reflexionar lo vivido…
Finalmente las experiencias que guardo de estos días se presentan vívidamente y muy profundas y por supuesto que las volvería a vivir… sólo pensar en la conquista de la cumbre se vuelve un pensamiento que golpea mi mente y me fuerza a entrenar mas y mejor para obtener el éxito…recojo el pensamiento del célebre montañista inglés George Leigh Mallory cuando en una rueda de prensa, le preguntaron por qué quería escalar el Everest, la montaña mas alta del planeta, y el respondió simplemente… “Porque está ahí…”
“Ruta de los Pioneros”
1º campamento: Confluencia, 3200 metros
Campamento Base: Plaza de Mulas, 4200 metros
1º Campamento de altura: Plaza Canadá,
5080 metros
2º campamento: Nido de Cóndores, 5380 metros
3º campamento: Berlín, 5780 metros
CUMBRE!!! 6962 metr
Coordenadas de puntos importantes del Parque Provincial
Aconcagua
Nombre
|
Latitud S
|
Longitud W
|
Altitud (m)
|
Cementerio de los
Andinistas |
32º 49' 33''
|
69º 53' 45''
|
|
Puente del Inca |
32º 49' 36''
|
69º 54' 39''
|
2720
|
Guardaparques
Horcones |
32º 48' 40''
|
69º 56' 33''
|
2950
|
Laguna Los
Horcones |
32º 48' 22''
|
69º 56' 36''
|
2980
|
Puente 1 |
32º 47' 21''
|
69º 56' 54''
|
|
Torrente (agua) |
32º 46' 04''
|
69º 57' 28''
|
|
Confluencia |
32º 45' 29''
|
69º 58' 34''
|
3390
|
Puente 2 |
32º 45' 21''
|
69º 58' 26''
|
|
Piedra Roja |
32º 44' 21''
|
70º 00' 07''
|
3570
|
Piedra Ibáñez |
32º 41' 55''
|
70º 03' 16''
|
3790
|
Punto Astronómico
FI-UBA |
32º 40' 07''
|
70º 03' 36''
|
4020
|
Refugio Militar |
32º 39' 06''
|
70º 03' 16''
|
|
Hotel Plaza de
Mulas |
32º 39' 16''
|
70º 03' 51''
|
4370
|
Cerro Bonete |
32º 39' 34''
|
70º 05' 19''
|
|
Plaza de Mulas
(Guardaparques) |
32º 38' 60''
|
70º 03' 26''
|
4350
|
El Semáforo |
32º 38' 51''
|
70º 03' 13''
|
4550
|
Piedras Conway |
32º 38' 50''
|
70º 03' 00''
|
4740
|
Plaza California |
32º 38' 45''
|
70º 02' 49''
|
4840
|
Plaza Canadá |
32º 38' 42''
|
70º 02' 37''
|
5050
|
Piedras de 5000 |
32º 38' 33''
|
70º 02' 24''
|
5170
|
Campamento Alaska
(izquierdo) |
32º 38' 23''
|
70º 02' 09''
|
5370
|
Campamento Alaska
(derecho) |
32º 38' 28''
|
70º 02' 11''
|
5340
|
Ex Refugio
Antártida Argentina |
32º 38' 35''
|
70º 01' 54''
|
|
Cerro Manso |
32º 38' 10''
|
70º 02' 10''
|
5510
|
Nido de Cóndores |
32º 38' 14''
|
70º 01' 49''
|
5560
|
Descanso en el
primer recodo |
32º 38' 06''
|
70º 01' 25''
|
5690
|
Refugio Berlín |
32º 38' 19''
|
70º 01' 18''
|
5930
|
Plaza Cólera |
32º 38' 15''
|
70º 01' 07''
|
5970
|
Piedras Blancas |
32º 38' 25''
|
70º 01' 08''
|
6060
|
Piedras Negras |
32º 38' 30''
|
70º 00' 58''
|
6180
|
Ex Refugio
Independencia |
32º 38' 46''
|
70º 00' 56''
|
6370
|
El Dedo |
32º 38' 55''
|
70º 00' 57''
|
6460
|
La Cueva (inicio de la Canaleta) |
32º 39' 14''
|
70º 00' 57''
|
6660
|
Salida al Filo |
32º 39' 16''
|
70º 00' 52''
|
6800
|
Cerro Aconcagua |
32º 39' 11''
|
70º 00' 43''
|
6960
|
Refugio Pampa de
Leñas |
32º 45' 07''
|
69º 48' 26''
|
2950
|
Refugio Casa de
Piedra |
32º 37' 53''
|
69º 50' 21''
|
3240
|
Plaza Argentina |
32º 38' 47''
|
69º 56' 40''
|
4190
|
Collado Ameghino |
32º 38' 13''
|
69º 59' 29''
|
5180
|
Campamento 2
Polaco |
32º 38' 27''
|
69º 59' 58''
|
5830
|
Campamento 3
Falso Polaco |
32º 38' 37''
|
70º 00' 54''
|
6250
|